Etiquetas

Rexistrado en Safe Creative ______________________________

martes, 21 de septiembre de 2010

Xan das crebas (XVII)

Xan, esa noite, durmio na casa do amigo, a mañan seguinte, era despertado por uns berros que viñan da rua, rapidamente, vestiose e dirinxíndose cara a porta da casa, atopouse co amigo, o cal, xa viña da rua na procura del, contoulle que, un vello estaba co seo neto nunha leira, e, que este, tiña moita fame, o vello mandouno enton pra casa, pero, o neno dirixíose cara o camiño do monte entre lamentos, o vello, ao chegar a casa non atopou ao neno, e, agora habia que ir na sua procura. Xan acompañou ao amigo e máis a varios veciños, e puxéronse a buscar o rapaz, non quedou toxo, nin xesta que non fose mirado, máis ...nada. A busca non deo resultados, pasaron nove dias e Xan, que quedara no pobo pra axudar aos veciños, íase marchar, a espranza de atopalo decaera. Xan, collio o camiño, e, despendíndonse dos veciños  daquel pobo botouse a andar, levaba un treito andando cando... vio un neno, o cal, estaba arañado, fraco e a sua cara parecía dun defunto, naquel intre, decatouse que sería o rapaz que andaban na sua procura, acercouse máis e, o rapaz dixolle - ¡¡ dame pan...!!!

  Como pensa moita xente
 aínda nos tempos que estamos
  que lles vale un meniño
  pra facerlle  mal o anciano.

  Mala xente que non  pensa,
  nin teñen resignación,
  malos sapos e culebras,
  que non teñen nin corazón.

  A inocencia aproveitan,
  con enganos e mentiras,
  levando unha criatura
  pra facer as súas "bruxerías".*

   Xan abreo o saco e rebuscou entre as suas cousas, quitando un cacho de brona  e máis un anaco de carne que lle deran no pobo, o rapaz escomenzou a comer, mentras Xan, collío nos seos brazos e, preguntoulle que lle pasara, o rapaz entre baguas e sollozos contoulle que, cando marchara da leira, collío o camiño do monte pra distraerse, unha muller saíolle o paso e preguntoulle que lle pasaba, o rapaz dixo que tiña fame i ela fixo que o acompañara ca promesa de darlle uns bos miolos con codias. O rapaz dixo que unha morea de mulleres o tiñan preso, estas bailaban o redor dunha fogueira, facendo extranos ritos e pronunciando palabras que el non entendia. Xan, ao chegar o pobo via como lle saían os veciños que o felicitaban e alegrábanse de ver o rapaz, o avó e máis os pais do rapaz logo chegaron, o neno estaba canso e levaronno durmir, mentres Xan contáballes o que pasara, escointándose entre murmullos que aquelo era cousa de meigallo, era ...¡un akerrale!!, non sabian, en que lugar sería ,xa que as meigas, non deixan rastro. Aquel suceso entroulle moi adentro a Xan, pensaba que eso non pasaba que as meigas non existian, máis botou a mirada o chan, pechou os ollos e, pensando pra sí dixo - "pero...habelas ainas", e, collendo o camiño, botouse, esta vez sí, camiño de novas aventuras....

*Poesía de Pacola Campelo

lunes, 13 de septiembre de 2010

Descripción do viaxe de Erich Lassota de Steblovo en 1584

"El 5 de octubre, después de haber luchado casi todo el tiempo con vientos adversos, empezando también a faltarnos las provisiones, y especialmente pan y agua, apercibimos con gran júbilo y alegría el cabo de Finis Terrae, en Galicia, por la mañana, y por la tarde, cerca de Munxia entramos en el puerto; allí, junto con mi compañero de sección, (refirese a Ludovico Cerón de Bologna), nos fuimos al instante a tierra, donde pasamos el 6 de octubre.Munxia es una pequeña ciudad, que tiene un grande y buen puerto; a su entrada y a la derecha, se halla una gran capilla o iglesia, en que se venera con gran devoción a Nuestra Señora, de la Barca llamada. En el altar mayor esta colocada una estatua de madera que representa a la Virgen, alta, más o menos, una ana (mais ou menos  un metro) de Viena, cubierta de un manto blanco, con una cenefa dorada y forro de color violeta oscuro; su vestido interior es encarnado, y tiene en el brazo derecho un niño. Se dice que si un pintor quisiese dar otro color al vestido, o se volvería al instante ciego, o moriría de repente, o le sucedería alguna desgracia, o una ignominia pública. La estatua de la Virgen, dicen,vino allí en un barco de piedra que está en el fondo del mar, con su vela, timón y mástil, todo de piedra; la vela y mástil,muy grandes y pesados, de modo que algunos pares de bueyes no podrían arrastrarlos; sin embargo, estando allí colocados, un hombre con un dedo los puede mover, y esto lo experimenté yo mismo.El 7 de octubre nos fuimos de Munxia a Marcandián, un cuarto de milla; luego a Loalo, un cuarto de milla; más adelante, a Puenta de Barceboso, que pasa sobre un pequeño río, media milla; a Canosa, media milla; a Finisterre, una milla y media,donde el 8 de octubre quedamos.Finis Terrae es una pequeña villa, con mal puerto; fuera del pueblo, a un tiro de arcabuz, se halla una iglesia. Dentro hay una estatua de la Virgen, de madera, cerca de un ana y media de alta, cubierta de un manto azul, adornado de flores de oro, y de una cenefa, también de oro. El vestido interior es también dorado; en la cabeza tiene un velo; encima de él, una corona y en el brazo izquierdo, un niño. Esta estatua, dicen, se trasladaba en un navío, que al llegar enfrente de la cima de la montaña no quiso moverse más adelante, y por este motivo se desembarcó la imagen, trayéndola al pueblo, y una vez en el sitio en que existe la iglesia, se volvió tan pesada, que fue imposible llevarla más lejos; ésa es la causa por la que se edificó la iglesia en suhonor. En una capilla de esta iglesia, y a la izquierda, se encuentra un crucifijo de escultura, que no llega a la altura de un hombre, en un altar colocado, y que pasa por muy milagroso. Cuando un sacerdote le descubre, se pone primeramente de rodillas, empieza a rezar el "Te Deum laudamus", y con una larga caña quita las cortinas que le cubren; quienquiera que sea,si desea verle, tiene que arrodillarse. Se pretende que le crece el pelo y las uñas y que suda algunas veces. De esta especie hay dos crucifijos más: uno en Orense, también Galicia, y otro en Burgos. No muy lejos de la iglesia existe una ermita en una alta montaña, donde delante del altar debe descansar el cuerpo de San Guillermo; pero no se ve allí ningún monumento. En su proximidad se encuentra una gruta baja, llamada "Tormos de San Guillermo," en que vivía y hacia penitencia. Cerca corre unmanantial: la fuente de San Guillermo, donde tenia costumbre de beber y lavarse. A una media milla de aquel lugar se ve, al pie de una montaña, cuando se retira el mar, el vino que el demonio le derramó. Porque se dice que un día vinieron allí algunos franceses y pararon al pie de la montaña; al ermitaño, que bajó a verlos, le regalaron un barril de vino tinto; al marcharse ellos, el santo quiso llevarse en sus espaldas el barril a la montaña; mas un demonio disfrazado de campesino le encontró, a quien pidió el favor de ayudarle, siguiendo detrás y empujando el barril, para que no le pesase tanto, y el demonio se prestó a ello con mucha amabilidad; subiendo, el demonio, en lugar de ayudar, tiraba siempre hacia atrás para que pesasemás, y, por último, dio un tirón tan fuerte que hizo rodar al santo con su barril hasta abajo, y en este suceso, no sólo el barril se estrelló, sino que el vino se puede ver todavía sobre las piedras derramado, y el ermitaño se rompió también un brazo y una pierna. Yo no pude verlo porque el mar estuvo muy agitada. En otra montaña hay dos grandes y casi redondas piedras, que llaman Piedras Santas, que debían servir de descanso a la Santísima Virgen; éstas, que no podrían arrastrar algunos pares de bueyes, se pueden mover también con un dedo, y esto lo he hecho yo mismo.El 9 de octubre marchamos a Sardinero, una milla; después marchamos a Corcovión (Corcubión)y, en se proximidad, Cea (Ceé), una milla, donde comimos. Estas dos pequeñas ciudades no distan una de otra ni siquiera media milla, y hay allí un hermoso puerto, de donde, por una alta montaña llamada Cabral, en cuya cima se encuentra una ermita, llamada San Rocco, (San Roque), pasamos hasta Fuente Santa (ermita), distante una milla; luego a Urbilido, dos millas. Al salir de la Fuente Santa nos equivocamos de camino, porque hubiéramos debido llegar a Puente d´Oluera (Puente de Olveira), Bonjesús y,después, a Barreras.
El 10 de octubre vinimos a Puente de Braudomil, que pasa por un pequeño río, a una milla; después, a Barreas, una milla,donde comimos; más adelante, a San Juan de la Barcada, una milla. Aquí se pasa el río Tambre; es un agradabilísimo día de viaje entre bosques de castaños y robles.
El 12 de octubre seguimos hasta Aopesada (Aguapesada), una milla; a Teroa, una milla, y a Compostela o San Yago, una milla, donde los días 12 y 13 nos quedamos".

 Bibliografía:El Camino de Santiago. El Camino del Sureste...Manuel José Aliaga Martínez.

martes, 7 de septiembre de 2010

Xan das crebas (XVI)

     Mentres remexían e falaban, non se decataban, que, ía ser un dos  mellores dias que tiveran, ao irse arrimando cara o norte da praía,  ollaron, que, na rompente, flotaban uns botes, Xan díxolle o compañeiro - ¡oe, olla pra lo! pra rompiente, penso que...son botes de pintura-. O compañeiro quedou parado, ollou pra un lado e pra outro, non vendo a ninguen, e soltou un - ¡siiiiiii, e, estamos sos na praía, aprobeitemos antes de que apareza máis xente-. Corrreron a caron do sitio onde estaban os botes de pintura. Xan, que tiña esperiencia niso, dirixio o acopio do "material", sendo el, o que, carrexara dende o mar ata terra, e, o compañeiro, quen fixera o mesmo hasta por a salvo a totalidade dos botes. Levaron bastante tempo carreteando, e, cando se decataron xa non estaban sos, un dos aldeans que estaba cas vacas, ollounnos, e, dou a voz de alerta, xuntándose a xente, aínda que, eles, tiñan a malloría do cargamento, por iso, e ante o temor de que lle colleran algún, deron por finalizado o acopio, quedando uns cuantos botes para que se entretiran colléndoos os lugareños.
                                                         
O noso mar as veces
traianos algún regaliño,
que recollían os das praias
outras veces os veciños.
  
Sempre apareceu de todo
non nomearei o malo...
pero madeiras de rija
hasta saian dos barcos.
  
Esta vez foron os botes,
todos a encher con presa,
posto cos lugareiros
estaban xa a colleita.
  
  Antes non se ollaba
nin a fecha de caducidade
nin o nome do que contiñan,
así que todo o pobo a branquear.
  
Fíxome gracia a historia,
pois son anécdotas do Xan
non sei onde se toparía,
pero ésta "foi realidade".*
       O compañeiro e máis Xan, estaban a pensar e como carretar todos ese botes ata o pobo, viron baixar un home cun carro de vacas, e díxolle Xan que, si lles levaba ao pobo o seo cargamento, daríanlle uns cinco dos trinta botes que tiñan, o home contestoulle - mire, eu veño a carretar unha gran boia de ferro que topou o meo xenrro, se me cabe, non ai problema, agarden vostedes eiquí. Non tardou moito tempo en aparecer o aldean co carro de vacas, traía unha gran boia de ferro, o seo carón, ía o xenrro, Xan díxolle - ti tamen levas o día gañado, esa boia vale polos menos cuarenta ou cincuenta pesos, contestándolle o home - ¡sí, polo menos!, entre todos cargaron no carro os trinta botes e foron camiño do pobo, os homes tiñan que ir andando, non era doado subir a mercancía, as veces enterrabase na area e, tiñan que facer grandes esforzos en desenterralo. Cando ían atravesando a "area d´arriba", cruzóuselles un dos que baixaba, quedando parado, dixo -¡oes... ollade que iso que levades e... ¡unha mina!,  ben sei de que falo, que, non fai moito vin do Ferrol de facer a marina .- Os homes, quedaron de pedra, decidiron deixar alo a mina e dar parte a os carabineros, así foi, quedou o xenrro de garda mentres os homes e o cargamento collían camiño do pobo.
        Cando, chegaron alo, e mentres Xan máis o compañeiro vendían a pintura aun comerciante local, o paisano marchaba co carro e cos cinco botes de pintura a dar aviso as autoridades. Alo pouco de que os dous homes abandoaran a tenda, xa estaba a xente facendo cola pra mercar aquela pintura, foron o bar a tomar algo, e, partiron os cuarenta pesos que lles deran, logo despois, foron a levarlle algo ao home que quedou facendo garda da mina, chegaron aló, máis...non viron a ninguén, so había un saco cheo, sen pensalo, Xan ergueu, máis, escomenzou a moverse, Xan asustado tirou ao chan, a sorpresa foi grande, o saco non tiña ningun tesouro, so tiña un carabinero que se puxo durmir  dento do saco, os dous homes puxeronse rir, o carabinero caíalle a cara de vergoña, e, pediulles que non dixeran nada, xa que, estaba agardar aos da mariña que viñan a buscar a mina, e estivera a noite de garda e doulle o sono. Eles proseguiron o camiño, e, baixaron a praia, máis, xa estaba toda limpa de botes de pintura. Voltaron camiño do pobo, o sol  ía baixo, cada vez que se acercaban, máis berros sentían, ollaron pras casas e... tiñan as ventans e portas pintadas, máis....non so era pintura o que tiñan, acercáronse a unha porta e....¡estaba toda cuberta de moscas e outros insectos!, preguntaron e dixéronlle, -os botes que topachedes vos, non era pintura, era...¡leite condensada! unha leite especial, díxonolo o señor Manolo cando veo da Cruña, el xa o vira antes, cando estivo en Alemania, e dixo -¡que carallo fixechedes as casas....!¡meu Deus!¡pintáchelas de leite condensada, e... claro agora cargaron de moscas! Xan e o seo compañeiro marcharon ríndose cara  o bar,  decindo en alto - ¡leite condensada! se souperamos iso en vez de cuarenta pedíamos medio cento, jajajajaaja.....

* poesía de Pacola Campelo